Pienso, luego existo
La angustia, sentimiento tan humano que
implica temor y dolor. Nadie, en ninguna rama ,interés o ciencia a la que se dedique está exento de esta sensación. Este sentimiento se magnifica cuando
la duda se expresa provocando incertidumbre.
Tanto es así, que el hombre ha luchado por dar respuesta a los recovecos de su existencia. La cuestión es ¿con qué respuestas nos
conformamos? ¿con las que nuestra imaginación nos brinda y nos ofrecen un oasis
de paz?¿con las respuestas que han obtenido otros a través de su experiencia y queremos aplicarla a la propia? O,
realmente tenemos el valor de confrontarnos con la realidad, que si bien no es fácil, nos brindará una respuesta, en su
momento, fuera de toda duda.
No estamos tan alejados de Arquímedes al
pedir un punto de apoyo para mover al mundo, resulta razonable pues, que busquemos
una razón sólida y por tanto firme que nos brinde la confianza de seguir andando.
La
búsqueda de la verdad ha movido a los hombres de ciencia y, con base en los hechos
y evidencias ofrecer respuestas certeras a los fenómenos inexplicables de la
naturaleza y del hombre mismo , visto también, como un amasijo de músculos y
sangre que se mueve y circula en un corazón que palpita en una tierra y
circunstancia a la que pertenece.
Eso lo sabía muy bien Descartes, niño
burgués y de salud frágil. No obstante, de espíritu guerrero, viajero y con una
voluntad férrea por encontrar un método
para buscar eso que al hombre aqueja, la verdad irrefutable.
Con su método, no sólo busca ofrecer una
herramienta para la búsqueda de la verdad científica, lo hace también para la validación de los ideales, cualquiera que
estos sean y brindar confianza ante la incertidumbre, ya que al aplicar el
método, se podrá llegar al bien preciado.
Enemigo de las confrontaciones , las
disputas y manejarse bajo ideas establecidas, busca la soledad, esa tan necesaria para vaciar la cabeza de ideas
preconcebidas y crear unas nuevas llevado por el deseo extremado de aprender a
distinguir lo verdadero de lo falso, ver claros los actos y andar seguro por
esta vida.
Su método se resume en simplificar los
problemas, partirlos y dotar a cada una de las partes de evidencia, una
vez impregnadas éstas del hecho irrefutable, propone juntarlas y con ello obtener
la verdad absoluta. Esa que impera en un momento y tiempo determinado.
Descartes, no ordena o sugiere el uso del
método, lo muestra al mundo como un sistema que a él le funciona para tener una aproximación a la realidad, algo con lo cual, poder incrementar la confianza. Es
por este motivo que lo convierte en un discurso. Sin embargo, fue el punto de
apoyo que encontró la ciencia para mover al mundo del conocimiento ya que invita a la observación objetiva y al razonamiento
analítico y convierte a la razón en un instrumento para validar el
conocimiento científico.
Asimismo, es un método abierto para quien quiera buscar el origen y con ello conocer y
entender lo que le rodea.
Podríamos
resumir su aporte en su máxima: “Pienso, luego existo” .
No se tiente el
corazón y mucho menos que lo domine el miedo en el manejo de este sistema, úsese en caso de haber perdido
sus convicciones.
Después de todo y como escribiría
Descartes, no estaría mal acostumbrar a nuestro espíritu a saciarse de verdades
y a no contentarse con falsas razones o, mentiras piadosas.
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