Atrapados en la virtualidad
¿Se han dado cuenta del cómo la virtualidad rige la mayor parte del tiempo, nuestros días y la manera en que condiciona nuestra vida? La percibo como un agujero negro del que nadie, es capaz de escapar.
No se trata de satanizarla, al contrario, es una herramienta valiosa para tener acceso a oportunidades de crecimiento y de inclusión en mundo globalizado, asimismo, ha servido para acercar a las personas que lejanas y no tan lejanas, se encuentran. Con base en esta nueva "realidad" -aunque por definición sea lo contrario- podemos encontrar mascotas, educación, bienes, sexo, además, de lo que ustedes quieran agregar, asimismo, se construyen relaciones en esta esfera de "virtud" y nos entregamos de la misma manera o, quizá, un poco más, porque sentimos que traemos a las personas al alcance de la mano, o más bien, al alcance del teléfono; las podemos ver, cuando así es posible en cualquier momento o, escribir un mensaje, cuando en tu pensamiento se hacen presentes. Sin embargo, a pesar de ser un artilugio, la hemos convertido en una necesidad de aproximación que ha sustituido, en la mayoría de los casos, el contacto humano.
Y ahí vamos, teléfono en mano, ahí vamos solos caminando, pero eso sí, comunicados.
No cabe duda que también ha sido la panacea para los que no quieren arriesgar más allá de su zona de confort ya que las distancias las percibimos aun más lejanas por el tráfico en el que nos vemos inmersos en las grandes ciudades y, muchas veces, decidimos, por comodidad, mandar un mensaje que sustituya nuestra presencia en un -que tengas lindo día- a uno que diga - ¿en qué lugar nos vemos? ¿cuándo nos vemos?. Nos hemos ido automatizando.
Esto le ha dado un nuevo sentido a la sociedad en la que nos desarrollamos, insito, no se trata de satanizar, sino de determinar en cada caso cuál es su justo medio.
Pienso en el maravilloso libro de Isaac Asimov "Yo, robot" en el que plantea la evolución de los mismos, de autómatas sencillos hasta su evolución, en máquinas pensantes capaz de controlar la economía del planeta. Esto sin duda ha provocado debates en donde algunos se asustan ante la idea de ser sustituidos por un robot y otros, esperan con ansias la transformación social que derivará a partir de la inclusión total de estos en nuestra sociedad, nuestra cotidianidad, nuestras mesas, conversaciones y en nuestras relaciones. No obstante, y como ocurre en la astrobiología, que no espera encontrar vida en otros planetas como la que prevalece en la Tierra, ya estamos en esa transformación, estamos invadidos por otro tipo de "robot", no del tipo humanoide, sino de uno que toma forma de teléfono celular , tablets, computadoras o demás tecnología que quieran incorporar y que le ha dado forma a nuestras relaciones intrapersonales y cada vez, en mayor magintud a las interpersonales. Si no me creen, para aquellos fanáticos de Apple, pregúntenle a "Siri". Podría pensarse que en este mundo virtual, nada es real, ni es mentira, todo depende del gadget con que se mira.
Es así como poco a poco, hemos dejado de ir al encuentro de las personas que nos interesan cuando alcanzarlas es posible, hemos dejado que nuestros sentimientos viajen a través de una nube, de un mensaje, cuando también nos tomamos el tiempo de escribirlos.
Hemos dejado de leer a las personas a través de su lenguaje corporal, de sentir empatía con el toque de una mano, de descubrir sus deseos, de indagar sobre sus necesidades, de percibir lo que realmente piensan y sienten conforme a los gestos y miradas y con ello tener una conversación profunda que alimente lo que somos, personas.
Sí, muchos nos escudamos en la rapidez de un mensaje
- ¿Cómo estás?
-Bien, gracias
-¡Qué bueno! ¡que tengas un lindo día!
Y con eso ya nos sentimos aliviados.
Rescatemos el "¿cómo estás?" mirando a los ojos e identificar el -"bien, gracias"- como uno verdadero o, un grito de ayuda.
Rescatemos pues, nuestra humanidad cuando podamos y tengamos la capacidad de hacerlo, terminemos con la incapacidad de acercanos a otros.
Construyamos un "nosotros" que tanto nos necesita.
Aquí te dejo el audio de esta entrada :
Atrapados en la virtualidad
No se trata de satanizarla, al contrario, es una herramienta valiosa para tener acceso a oportunidades de crecimiento y de inclusión en mundo globalizado, asimismo, ha servido para acercar a las personas que lejanas y no tan lejanas, se encuentran. Con base en esta nueva "realidad" -aunque por definición sea lo contrario- podemos encontrar mascotas, educación, bienes, sexo, además, de lo que ustedes quieran agregar, asimismo, se construyen relaciones en esta esfera de "virtud" y nos entregamos de la misma manera o, quizá, un poco más, porque sentimos que traemos a las personas al alcance de la mano, o más bien, al alcance del teléfono; las podemos ver, cuando así es posible en cualquier momento o, escribir un mensaje, cuando en tu pensamiento se hacen presentes. Sin embargo, a pesar de ser un artilugio, la hemos convertido en una necesidad de aproximación que ha sustituido, en la mayoría de los casos, el contacto humano.
Y ahí vamos, teléfono en mano, ahí vamos solos caminando, pero eso sí, comunicados.
No cabe duda que también ha sido la panacea para los que no quieren arriesgar más allá de su zona de confort ya que las distancias las percibimos aun más lejanas por el tráfico en el que nos vemos inmersos en las grandes ciudades y, muchas veces, decidimos, por comodidad, mandar un mensaje que sustituya nuestra presencia en un -que tengas lindo día- a uno que diga - ¿en qué lugar nos vemos? ¿cuándo nos vemos?. Nos hemos ido automatizando.
Esto le ha dado un nuevo sentido a la sociedad en la que nos desarrollamos, insito, no se trata de satanizar, sino de determinar en cada caso cuál es su justo medio.
Pienso en el maravilloso libro de Isaac Asimov "Yo, robot" en el que plantea la evolución de los mismos, de autómatas sencillos hasta su evolución, en máquinas pensantes capaz de controlar la economía del planeta. Esto sin duda ha provocado debates en donde algunos se asustan ante la idea de ser sustituidos por un robot y otros, esperan con ansias la transformación social que derivará a partir de la inclusión total de estos en nuestra sociedad, nuestra cotidianidad, nuestras mesas, conversaciones y en nuestras relaciones. No obstante, y como ocurre en la astrobiología, que no espera encontrar vida en otros planetas como la que prevalece en la Tierra, ya estamos en esa transformación, estamos invadidos por otro tipo de "robot", no del tipo humanoide, sino de uno que toma forma de teléfono celular , tablets, computadoras o demás tecnología que quieran incorporar y que le ha dado forma a nuestras relaciones intrapersonales y cada vez, en mayor magintud a las interpersonales. Si no me creen, para aquellos fanáticos de Apple, pregúntenle a "Siri". Podría pensarse que en este mundo virtual, nada es real, ni es mentira, todo depende del gadget con que se mira.
Es así como poco a poco, hemos dejado de ir al encuentro de las personas que nos interesan cuando alcanzarlas es posible, hemos dejado que nuestros sentimientos viajen a través de una nube, de un mensaje, cuando también nos tomamos el tiempo de escribirlos.
Hemos dejado de leer a las personas a través de su lenguaje corporal, de sentir empatía con el toque de una mano, de descubrir sus deseos, de indagar sobre sus necesidades, de percibir lo que realmente piensan y sienten conforme a los gestos y miradas y con ello tener una conversación profunda que alimente lo que somos, personas.
Sí, muchos nos escudamos en la rapidez de un mensaje
- ¿Cómo estás?
-Bien, gracias
-¡Qué bueno! ¡que tengas un lindo día!
Y con eso ya nos sentimos aliviados.
Rescatemos el "¿cómo estás?" mirando a los ojos e identificar el -"bien, gracias"- como uno verdadero o, un grito de ayuda.
Rescatemos pues, nuestra humanidad cuando podamos y tengamos la capacidad de hacerlo, terminemos con la incapacidad de acercanos a otros.
Construyamos un "nosotros" que tanto nos necesita.
Aquí te dejo el audio de esta entrada :
Atrapados en la virtualidad
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